Mujeres de terror: íconos femeninos en la literatura y el cine 

A lo largo de la historia, los personajes femeninos en la literatura y el cine de terror han evolucionado más allá del estereotipo de víctimas indefensas. Desde vampiresas seductoras hasta figuras vengativas, las mujeres en el terror han ocupado roles centrales como antagonistas poderosas, heroínas o símbolos de resistencia y han dejado una huella indeleble en la cultura popular, redefiniendo la relación entre el horror, el poder femenino y los miedos universales. 

Hoy hablaremos de algunas de ellas que, si bien no son las únicas, sí son de las más representativas. 

1. Carmilla, la vampira favorita

Antes de que el mundo conociera a Drácula, el vampiro por excelencia, existió Carmilla, producto de la mente del escritor irlandés Sheridan Le Fanu. La novela fue publicada por primera vez en 1871 como una serie de narraciones en la revista The Dark Blue y cuenta la historia de una joven mujer llamada Laura, quien sucumbe ante las atenciones de una vampiresa Carmilla. 

En Carmilla, quedan plasmadas muchas reglas relacionadas con la forma en que las vampiras se mueven dentro del mundo de los vivos: es joven, seductora, inteligente, con rasgos lésbicos, una fuerza física superior, capaz de tomar forma animal —un gato en este caso—, se alimenta de sangre, es libre de sus actos y no se relaciona de ninguna forma con una figura masculina. 

Desde su aparición hasta la época actual, Carmilla es una de las vampiras favoritas y su historia ha sido llevada al cine, al teatro e incluso a los videojuegos y la música. El texto, que surgió durante la época victoriana, protagonizado por dos mujeres, donde una de ellas es libre e independiente fue un hecho polémico y es, en parte, debido a ello que se le dio la naturaleza de monstruo. 

2. Isabel Bathory, la condesa sangrienta

Erzsébet Báthory (castellanizado como Isabel Bathory), condesa húngara que vivió entre 1560 y 1614, es conocida como una de las asesinas en serie más prolífica de la historia, acusada de tortura y asesinar a más de 600 jóvenes mujeres para bañarse en su sangre y conservar su juventud. Aunque su culpabilidad sigue siendo objeto de debate, su historia ha trascendido en diversas formas de arte, como la literatura, el cine, la música y hasta los videojuegos. 

El mito de Báthory se consolidó en 1760, cuando el jesuita Lászlo Turoczi publicó una biografía donde agregó relatos de sadismo, brujería y los famosos baños de sangre, lo que dio origen a la imagen de mujer vampiro en la cultura occidental. En el siglo XX, escritoras como Valentine Penrosa y Alejandra Pizarnik retomaron la narrativa en la obra La Condesa Sangrienta. 

En la década de 1990, especialistas sugirieron que Báthory pudo haber sido víctima de una conspiración debido a su poder en una sociedad patriarcal. Aunque no se puede negar que ocurrieron crímenes, esta revisión se enfoca en cómo la violencia y el mito moldearon su figura. 

3. ¿La malvada Carrie White?

En 1972, Stephen King escribió las tres primeras páginas de Carrie, pero consideró que no eran buenas y las tiró a la basura. Su esposa, Tabitha, las recogió y le dijo que consideraba que había algo bueno en esas páginas. A partir de ahí, Tabby guio a su esposo por el mundo femenino y moldearon el personaje de la novela homónima, Carrie, una adolescente reprimida y marginada que desarrolla habilidades telequinéticas. 

El personaje de Carrie, que ha sido adaptada a tres versiones cinematográficas, (1975, 2002 y 2013) representa el terror psicológico derivado del acoso y la represión femenina. Se ha comentado que, en realidad, la maldad la representan la madre y las compañeras de escuela de la protagonista quien, ante su ira reprimida, explota cuando sufre los abusos emocionales y físicos de parte de ellas. 

Carrie es uno de los primeros personajes femeninos creados por el maestro del terror y ha influido en la manera en que el terror explora el trauma y la venganza. 

4. Annie Wilkes, el retrato de una obsesión

Otra figura surgida de la mente de Stephen King es Annie Wilkes, personaje central de la novela Misery de 1987. En ésta, se cuenta la historia de Annie, una fanática de su escritor de terror favorito, Paul Sheldon, a quien secuestra y tortura para que reescriba su obra tras enfadarse con el final de su serie favorita. Annie encarna la figura del fan personificando los miedos de las figuras públicas sobre la devoción excesiva de sus seguidores. 

La trascendencia del personaje se consolidó con la película Misery (1990) en la que la actriz Kathy Bates interpretó el papel principal, ganando un Oscar gracias a su interpretación de una mujer inestable y desquiciada capaz de hacer a un lado de la manera más atroz a todo aquel que se interponga entre ella y su ídolo. 

5. Sadako Yamamura-Samara Morgan, las niñas del aro

Basada en la historia de Sadako Yamamura, antagonista del libro Ringu del escritor japonés de terror y ciencia ficción Koji Suzuki, Samara Morgan es un personaje ficticio que ha aterrorizado tanto al mundo oriental como occidental. 

Samara es el arquetipo del fantasma vengativo, denominado onryō en la cultura japonesa, una figura central del horror asiático. Su imagen perturbadora, con su cabello largo y oscuro cubriéndole el rostro, ha dejado una marca indeleble en el cine de terror moderno. 

6. Regan, historia de una posesión

Regan MacNeil es el personaje principal de El Exorcista y surgió en la novela homónima de William Peter Blatty de 1971, inspirada en un caso real de exorcismo ocurrido hacia 1940. Tanto el libro como la película se basan en la historia de Regan, una niña cercana a la adolescencia que vive en una casa tradicional en Washington D. C., que es poseída por un demonio y logra ser salvada por curas católicos. 

La adaptación cinematográfica de 1973, dirigida por William Bill Friedkin, convirtió a la joven actriz Linda Blair en un ícono del cine de terror y fue el primer film de terror nominado al premio Oscar a la mejor película. Parte de ello se debió a la aterradora transformación física de su protagonista y la representación del mal absoluto que impactaron profundamente a la audiencia y posteriormente, en la cultura popular.