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La leyenda de la Llorona. Deidad, mujer y condena 

Cinco sentidos tenemos 

Los cinco los apreciamos 

Y los cinco los perdemos, Llorona 

Cuando nos enamoramos… 

“La Lloroncita”, Óscar Chávez. 

La leyenda de la Llorona es uno de los relatos más emblemáticos y populares en la tradición oral de México y América Latina. Ésta tiene múltiples orígenes y versiones que se han ido afianzando a lo largo del tiempo. 

La narrativa, que habla acerca del lamento de una mujer que llora la pérdida de sus hijos, ha sido interpretada de distintas maneras en diversos contextos culturales, pero siempre conserva un tono trágico, misterioso y, hasta cierto punto, aleccionador sobre las consecuencias que tienen las acciones de esta figura femenina. Hoy hablaremos sobre el surgimiento de esta narración y cómo fue evolucionando en el tiempo. 

Orígenes y evolución de la leyenda 

El llanto de la Llorona se escucha desde México hasta Perú, pasando por Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Colombia y Venezuela. Diversos estudios han encontrado que la leyenda no tiene un origen único, sino que se nutrió de la tradición oral de distintas culturas prehispánicas y se construyó con la narrativa judeocristiana traída por los conquistadores europeos. 

En su forma más simple, la leyenda cuenta lo siguiente: la Llorona es la historia de una mujer que vivió en tiempos de la colonia, específicamente en la Nueva España, y que al saberse engañada o abandonada por el hombre que ama, se venga de él matando a sus hijos. Cuando se da cuenta de lo que ha hecho, pierde la razón y muere, para después aparecer por las noches penando, dando gritos, lamentándose por sus hijos muertos. El clásico grito asociada a ella es “¡Ay, mis hijos!”. 

Especialistas en historia han sugerido que esta figura podría tener una semejanza con deidades mesoamericanas como Cihuacóatl, diosa asociada con la maternidad y la muerte que, según las crónicas, lloraba presagiando la caída del imperio mexica. De igual manera, se considera que puede estar asociada con Xtabay dentro de la cultura maya y las Tzitzimimes de origen náhuatl, seres mitológicos quienes sólo aparecen de noche y seducen a los hombres para posteriormente quitarles la vida. 

Diosa Cihuacóatl | Fuente: Wikimedia 
Diosa Cihuacóatl | Fuente: Wikimedia

A esta variedad de tradiciones ancestrales, se sumaron elementos y valores que trajeron los conquistadores españoles y que derivan de la mitología griega y referentes judeocristianos. Por ejemplo, la Llorona podría conjuntar en su ser a cinco entes femeninos griegos: Hécate, Mormo, Lamia o Síbaris, Empusa y Gelo, todas relacionadas con la muerte de sus descendientes o infantes. 

De igual forma podría asociarse con el texto de Jeremías sobre el exilio a Babilonia que expresa cómo Raquel llora por sus hijos muertos y no quiere que la consuelen porque ya están muertos. Esta idea será retomada en el evangelio de Mateo con el pasaje de la matanza de los inocentes por Herodes que señalan la idea del terrible dolor de la madre que llora a sus hijos muertos como la tragedia más grande que alguien podía vivir. 

Es así que a la Llorona se le empiezan a atribuir mitos relacionados con la maternidad, el arrepentimiento y la muerte, que serán interpretados como una representación del castigo hacia las mujeres que desafían las normas e impondrán una advertencia moral: la mujer que no cumple con su rol de madre protectora o que transgrede las normas establecidas es castigada eternamente, condenada a vagar sin descanso por sus errores. 

En este sentido, el mito reforzó estereotipos de género que condenan a las mujeres por acciones que, en la mayoría de los casos, son provocadas por el abandono o traición de los hombres. 

Hécate es otra deidad con parecido con la Llorona. 
Hécate es otra deidad con parecido con la Llorona.

¿Qué nueva lectura podemos darle a la leyenda de la Llorona? 

La historia de la condena hacia la mujer es ancestral. Lilith, Eva, la Llorona y muchas otras han sido condenadas por obedecer a sus impulsos. En el imaginario colectivo, la Llorona ha simbolizado a la mujer que se abandona a su pasión, y de ahí la necesidad del control por parte de los demás para el cumplimiento de su papel biológico y social. 

Esta leyenda, con su rica historia y múltiples interpretaciones, sigue siendo relevante porque aborda temas universales como el dolor, el arrepentimiento y el castigo. Sin embargo, siempre podemos cuestionarnos las enseñanzas que la narrativa tradicional impone a las mujeres, mostrando cómo este tipo de invenciones reflejan y refuerzan este sistema social jerárquico y discriminatorio. 

En lugar de perpetuar la imagen de una mujer condenada por sus fallas como madre y esposa, podemos reinterpretar el mito como una historia de lucha contra las limitaciones y las injusticias que se imponen sobre las mujeres en diversas épocas y contextos.

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