La evolución de las ballenas, los mamíferos terrestres que migraron al mar
Si la vida fuera sencilla, la evolución sería un proceso lineal, de la especie A a la especie B, pero no es así. La evolución es un proceso ramificado, complejo, del que todavía falta mucho por aprender. Hay algunos casos interesantes que podemos usar para entender los tortuosos caminos de la evolución, como el de las ballenas.
Si tenemos la oportunidad de viajar al mar y nos acompaña la suerte de ver ballenas o algún otro tipo de cetáceo, salta a la vista (sino es que el mismo animal lo hace encima de uno) que son animales totalmente adaptados a la vida acuática. De hecho, durante mucho tiempo se pensó que eran peces muy grandes. La ciencia vendría a enredar más las cosas cuando, estudiándolos de cerca, se descubrió que en realidad no sólo no eran peces grandes, sino mamíferos, mamíferos acuáticos.
“Pakicetus”, la ballena de Pakistán
La historia de cómo algunos mamíferos tomaron rumbo al mar es muy interesante. Para los anatomistas, era evidente que ballenas, cachalotes, delfines y animales parecidos debían tener un ancestro terrestre. No era una hipótesis alocada, los esqueletos y sus similitudes con los de animales terrestres hablaban por sí solos. Lo único que hacía falta era tener la evidencia física a la mano.
En el año 1983, se encontró en Pakistán el esqueleto de Pakicetus attocki, un animal cuadrúpedo ungulado, de pezuña hendida. Nada fuera de lo normal hasta que los paleontólogos hicieron un descubrimiento increíble entre ese montón de huesos de 50 millones de años de antigüedad: fragmentos del aparato auditivo con una estructura muy parecida a la de las ballenas modernas. Dato extra: el ancestro terrestre de las ballenas era un animal de pezuña hendida. Sí, las vacas y las ballenas comparten un ancestro común.
Si bien el huesito era una evidencia bastante buena, los geólogos y paleontólogos no se iban a quedar con eso y reconstruyeron el ambiente en el que vivía Pakicetus attocki: las orillas de un mar poco profundo, bañado por el Sol y lleno de vida. Algunos análisis químicos demostraron que su dieta se basaba en peces así que, junto a la peculiar estructura del oído y su estilo de vida anfibio (pese a ser mayormente terrestre), Pakicetus, la ballena de Pakistán, sería reconocido como el ancestro más antiguo conocido de las ballenas.
La ballena que camina y nada
¿Alguna vez les ha pasado que pierden alguna pieza de rompecabezas y ese espacio vacío los atormenta y no los deja dormir? La paleontología es eso, pero a gran escala. Cada misterio paleontológico es como tener un rompecabezas de quinientas piezas al que le faltan cuatrocientas.
La relación entre los cetáceos modernos y una antigua vida terrestre había quedado establecida, todos estaban muy felices. Pero una década después, cerca de donde fue desenterrado Pakicetus, aparecería una nueva pieza importantísima de este rompecabezas.
El Ambulocetus natans, “la ballena que camina y nada”, fue descubierto en 1993. Esta ballena primitiva marcaba una clara transición hacia la vida acuática con un cuerpo hidrodinámico y un cráneo cada vez más largo. Sus extremidades se fueron reduciendo y modificando para impulsarse mejor bajo el agua gracias a sus dedos palmeados. Todavía incursionaba en tierra de vez en cuando haciendo honor a su nombre, pero no había vuelta atrás: el llamado del mar era poderoso.
Diente de lanza, dominando los océanos
Estamos cerca de terminar este sucinto recorrido por etapas en la evolución de las ballenas. Hace 50 millones de años Pakicetus decidió que la vida en el mar era más tranquila.
Los engranes de la evolución trabajaron sobre su descendencia y 10 millones de años después Dorudon atrox, “diente de lanza atroz”, moraba en las aguas del mar de Tethys, un océano prehistórico que precedió al actual océano Índico. Dorudon estaba adaptado específicamente a la vida acuática. Sus patas delanteras se habían modificado completamente en aletas y las traseras estaban tan atrofiadas que difícilmente cumplían alguna función.
Las ballenas abrieron el camino. El mar se llena de mamíferos
Los cetáceos no son los únicos mamíferos que se han adaptado a la vida marina, tenemos a los manatíes, nutrias, focas y leones marinos, cada uno siguiendo su ruta evolutiva particular y demostrando una variedad de mecanismos evolutivos en acción.
La colonización de un nuevo ambiente puede darse por diversos motivos: exceso de competencia, cambios climáticos, fenómenos geológicos, astronómicos y un poco de suerte. En medio de todas esas fuerzas, los cetáceos se las arreglaron para sobrevivir y tomar el control de los océanos.
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