París 2024 ¡Los Juegos Olímpicos de las mujeres!
Observa con atención el logo que representará a la edición número 33 de los Juegos Olímpicos. ¿Ya? ¿Qué observas? ¡Es el rostro de una mujer!
Esta imagen, según sus creadores, representa el dorado de la medalla más codiciada en cada competencia, el fuego de la flama olímpica que al mismo tiempo es el rostro de una mujer, específicamente de la Marianne, la madre patria de Francia.
¿Por qué hay una mujer en el logo de París 2024?
Porque es la primera vez en la historia deportiva internacional que se hará realidad la paridad de género entre hombres y mujeres. Del 26 de julio al 11 de agosto, competirán exactamente 5250 mujeres y 5250 hombres.
Aunque esta hazaña del Comité Olímpico Internacional (COI) no se ha difundido tanto, quizá para mantener la diplomacia entre quienes están de acuerdo o en desacuerdo con la medida, no es una circunstancia menor. En 2021, el COI se lo propuso como objetivo de sus directrices de trabajo para tres años. Llegó 2024 y cierra con broche de oro haciendo realidad su propósito.
Claramente, el COI explica el porqué de su decisión: “Las dos semanas de los Juegos Olímpicos son uno de los pocos momentos en los que el deporte femenino y las deportistas (independientemente de su nacionalidad, raza, religión, orientación sexual o nivel socioeconómico) pueden llegar a portada. Fuera de ese periodo, la cantidad y la calidad de la cobertura periodística del deporte femenino palidece en comparación con el masculino”.
Los deportes femeninos despiertan cada vez mayor interés
ONU Mujeres comparte datos relevantes al respecto de lo dicho por el COI. Es un hecho medible que la cobertura de prensa de los deportes femeninos se ha triplicado desde 2019, después de que por 30 años estuvo en un 5 %, llegó a 16 % en 2022. “Si el interés mediático mantiene su ritmo de crecimiento actual, la cuota de cobertura que reciben las mujeres deportistas podría alcanzar el 20 por ciento en 2025”, señala la organización internacional con alegre expectativa.
De seguir aumentando esa visibilidad e interés de la audiencia por lo que logran las deportistas, se cumplirá un círculo virtuoso ya comprobado: cuando el deporte femenino se transmite más en los medios de comunicación y se conversa más en las redes sociales, las niñas y jóvenes interiorizan que pueden ser deportistas.
Al asumir que son capaces y que tienen o pueden desarrollar las habilidades para ello, rompen con los estereotipos tradicionales de lo que debe ser una mujer y el papel que debe cumplir en la sociedad.
“Las niñas que practican algún deporte suelen tener trayectorias académicas más largas, postergar el embarazo y conseguir mejores trabajos. El deporte potencia su confianza, su resiliencia y su capacidad para trabajar en equipo. Estos beneficios se extrapolan a su vida diaria y las empodera para tomar la iniciativa e intentar cosas que nunca habrían imaginado”, asegura ONU Mujeres.
Si las mujeres se integran a un espacio tradicionalmente habitado por hombres, el ambiente deportivo se enriquece, abre las puertas a otras visiones, formas de hacer las cosas y al final, ganamos como sociedad.
Y se vuelve a iniciar el ciclo: hay más interés mediático y de las audiencias para ver qué y cómo lo hacen las mujeres, más personas lo miran y lo creen posible, cada vez más de ellas practican deporte o sólo se vuelven fieles aficionadas. Como sociedad, experimentamos que la práctica deportiva y el desarrollo de habilidades no depende de nuestro sexo, ni de nuestro género, que puede haber hombres y mujeres atletas que llegan a niveles extraordinarios y que todas las personas tienen el derecho a intentarlo.
Los Juegos Olímpicos de la igualdad de género
Ya es tiempo de que eso suceda. En la antigua Grecia, las mujeres ni siquiera podían asistir como espectadoras a los Juegos Olímpicos. Incluso cuando se celebraron los primeros juegos de la era moderna, en Atenas, 1886, no participaron mujeres atletas, sólo podían ser público.
Fue hasta 1900 que pudieron competir y sólo el 2 % del total de atletas fueron mujeres. Décadas después, en Los Ángeles 1984, representaron el 23 %; en Londres 2012, subieron al 44 %; ya en Tokio 2020, fueron el 48 % y este París 2024, por fin alcanzaron el 50 %.
Así que serás testigo de un cambio histórico, al menos respecto a la presencia de las mujeres. Habrá que poner atención en cómo se cumplen otros propósitos que se puso el COI: que la cobertura mediática de las competencias varoniles y femeniles sea equitativa, que se programen competencias femeniles en días y horarios estelares y que los medios de comunicación del mundo asignen lo más equitativamente posible a comentaristas hombres y mujeres.
La práctica deportiva trae muchísimos beneficios a las mujeres; sin embargo, mientras no se modifiquen prácticas de abuso contra ellas, van a seguir piedras en el camino. “Para muestra, un botón”: de acuerdo con la Women’s Sports Foundation, la tasa de abandono del deporte a los 14 años es el doble en el caso de ellas que el de ellos, porque las expectativas sociales y la poca inversión en programas deportivos para ellas son menores.
Otro punto crítico es el deporte de élite, donde el 21 % de las atletas sufrieron abuso sexual al menos una vez durante su infancia en el contexto deportivo, en comparación con el 11 % de los deportistas varones. Ninguna infancia, por supuesto, debe vivir ese tipo de abuso, pero en el deporte, queda claro, aún hay muchos pendientes por cumplir para lograr la total equidad.
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