Feministas islámicas, reconciliación entre la fe y la igualdad de género
Como hemos abordado en otras notas, no hay un sólo tipo de feminismo, sino que existe una amplia variedad de ellos. El feminismo del que se habla comúnmente es el referente al discurso occidental, pero hay mujeres en contextos no occidentalizados que han tenido que afrontar una evolución diferente en su lucha.
Es el caso del feminismo islámico. ¿A qué nos referimos con este movimiento? ¿Cuándo surgió y quiénes son sus principales representantes? En esta nota, abordaremos estas particularidades.
¿A qué nos referimos con feminismo islámico?
A lo largo del tiempo, una de las temáticas que más controversia genera entre los movimientos feministas es la religión, debido a que sus narrativas androcéntricas —que otorgan al varón una posición central en el mundo, las sociedades, la cultura y la historia— y misóginas, han sido el fundamento para someter y violentar a las mujeres.
El islam no escapa a esta crítica. Si bien éste en su origen establece la igualdad de géneros, la manera en que se ha deformado el mensaje original ha derivado en prácticas de profunda discriminación contra las mujeres, y de negación de sus derechos y aportaciones.
A ello se suman los medios de comunicación y la industria cultural occidental que, en su afán expansionista, colonialista e imperialista, se han encargado de contribuir y fomentar los estereotipos del islam como una religión misógina y a las mujeres musulmanas como objetos pasivos.
En este contexto, surgió el feminismo islámico, un movimiento sociopolítico y religioso que tiene dos objetivos principales: emancipar a las mujeres musulmanas mediante la reinterpretación feminista de los textos sagrados del islam y desafiar las creencias generalizadas sobre la identidad de estas mujeres. La feminista chilena Alejandra Castillo lo describe como un feminismo de la desmitificación.
Orígenes y representantes
Los esfuerzos por desarrollar una perspectiva descolonizadora dentro del islam se remiten a finales de los años ochenta y principios de los noventa del siglo XX, aunque podemos rastrear los primeros referentes del feminismo árabe en 1923, cuando la activista egipcia Huda Shaarawi fundó la Unión Feminista Egipcia, primera organización de este tipo en un país musulmán, a fin de reivindicar la educación femenina, el derecho al voto y la restricción de la poligamia.
Una de las referentes mundiales en la interpretación del Corán es la afroestadounidense Amina Wadud. Además de reivindicar el mensaje del Corán como igualitario y pacífico, ha centrado su lucha en que las mujeres también puedan desempeñar el rol de imanes (guías religiosos en la sociedad musulmana) y dirigir sermones. En 1994, Amina hizo historia cuando se convirtió en la primera mujer en dirigir un sermón del viernes, el día sagrado del islam, en una mezquita de Sudáfrica, desafiando al patriarcado musulmán, que reserva esta actividad a los varones.
En colaboración con Zainah Anwar, Amina fundó la organización Sisters in Islam un colectivo de musulmanas especializadas en leyes y ciencias sociales que, desde 1998, trabaja para promover la igualdad de género dentro del islam en Malasia, luchando contra las leyes patriarcales, por ejemplo, las que permiten la poligamia o el matrimonio infantil.
Anwar es cofundadora de Musawah (“igualdad” en árabe), organización feminista islámica mundial que tiene como objetivo luchar por los derechos de las mujeres, la igualdad y los derechos humanos dentro de un marco de tradición islámica.
Otras caras visibles de este movimiento son Leila Ahmed y Fátima Mernissi. Leila es una estudiosa del islam egipcio estadounidense. En 1992, publicó Women and Gender in Islam, considerado un análisis histórico central para estudiar la posición de las mujeres en las sociedades árabes musulmanas.
Fátima, socióloga y escritora marroquí, es reconocida por su análisis crítico en las sociedades musulmanas; en sus obras denuncia el control de la sexualidad femenina, como marginación y subordinación de la mujer en el ámbito islámico y occidental.
Por su parte, la médica marroquí Asma Lamrabet y la periodista egipcia Mona Eltahawy han sido conocidas por sus relecturas feministas de los textos islámicos. Ambas critican el paternalismo colonial de cierta parte del feminismo occidental, pero hacen un llamamiento a la lucha conjunta entre todos los feminismos, pues éstos comparten los principios universales de dignidad, libertad, autonomía e igualdad.
La crítica al feminismo islámico
El debate sobre este movimiento suele estar marcado por la supuesta contradicción entre feminismo e islam, entendiendo que éste es irremediablemente patriarcal y que, por tanto, resulta una contrariedad. Sin embargo, entenderlo así invisibiliza la lucha de las mujeres que, sin abandonar la fe islámica, han decidido recorrer el camino de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.
El mundo en el que vivimos está regido por un sistema hegemónico patriarcal, de acuerdo con un orden sexista que trasciende todas las civilizaciones, culturas y clases, instigado, en parte, por las religiones. La desigualdad sexual y la discriminación no son producto exclusivo de lecturas misóginas del islam. La condición de la mujer en las sociedades musulmanas, así como las estructuras patriarcales y las relaciones de género, son producto de múltiples factores, dentro de los cuales la religión es uno más.
Como señala Asma Lamrabet en La mujer y el islam: entre estereotipos de Occidente y realidades sociales, si el fin común de toda feminista es contribuir a que las mujeres tengan poder sobre sí mismas “…es a partir de su diversidad propia que la musulmana tiene el derecho de hacer elecciones como mujer que tiene una historia y unos orígenes específicos con el fin de contribuir de manera positiva a este universal común”.
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