10 historias de mujeres que rompieron estereotipos
En diferentes épocas, lugares y contextos han existido mujeres juzgadas por salirse del estereotipo que dicta el papel que le toca por haber nacido con vulva. Aquí te presentamos la historia de sólo diez de ellas.
Sabemos que han existido y existen muchísimas mujeres que siguen modificando realidades injustas para tantas otras; seguro tienes a alguna cercana, sólo piensa quien ha sido la valiente en tu familia, esa que ha roto el patrón y ha cuestionado, defendido y actuado su postura a pesar del rechazo o la violencia que hacerlo implica. Para ellas, todo el reconocimiento.
1. Ama Ata Aidoo (1942-2003)
Fue la primera dramaturga africana en ser publicada y también la primera mujer nombrada ministra en su país. Se desempeñó como académica, activista, autora de ensayo, novela, poesía y cuento infantil.
Incómoda para quienes se presentaban en occidente como salvadores de África, pero no dejaban de ser colonizadores e imperialistas que, entre otras cosas, pintaban a las mujeres de aquel continente como desgraciadas y oprimidas. Decía “las africanas eran feministas antes del feminismo” y en su obra literaria se encargó de retratarlas nada autocomplacientes ni sumisas, sino como mujeres independientes, fuertes y admirables desde siempre, tal como lo dictaba la tradición oral africana.
2. Emilia Pardo Bazán (1851-1921)
Entre cientos de obras, es autora de Insolación, novela donde queda clara la existencia del deseo sexual femenino que vive una viuda que vuelve a casarse, más que por el deber ser, por la oportunidad que el matrimonio le daba de disfrutar su sexualidad. En cada escena, dejó clara la doble moral en la sociedad española del siglo XIX.
Toda su vida promovió la idea de que la educación de las mujeres era el camino para no estar bajo la tutela absoluta de los hombres, lo que le hizo ganar críticas de los grupos más conservadores de su época, pero al final es una de las escritoras fundamentales en el feminismo español.
3. Eufrosina Cruz (1979)
Política indígena oaxaqueña que, en 2007, no le permitieron ser presidenta municipal de su natal Santa María Quiegolani, aunque había ganado la elección, pues los usos y costumbres no aprobaban que una mujer pudiera ser votada para ese cargo. “Creo que fue la segunda vez en mi vida que más lloré y que más odié ser mujer ¿Por qué? Porque el insulto en las palabras indígenas es muy fuerte, pero hoy te puedo decir que estos señores que me insultaron, hoy los quiero un chingo y ellos me quieren, porque construí con ellos una nueva forma de posibilidades y oportunidades para mi pueblo”, dijo en una entrevista. Años después, como presidenta del Congreso oaxaqueño, logró anular ese uso y costumbre.
4. Hena Carolina Velázquez (1954)
Narradora oral y feminista. Voluntaria en el Museo de los Ferrocarrileros en la Ciudad de México, donde implementó un proyecto contra la violencia de género en un ambiente tradicionalmente machista.
Reivindicó la labor doméstica y de apoyo de las esposas de los ferrocarrileros, pues sin él, ellos no podrían haber hecho su lucha sindical. Se grabaron testimonios de ellas narrando por primera vez su participación y también con trabajadoras telegrafistas y jefas de estación, pues hasta entonces eran poco nombradas. Para los hombres ferrocarrileros, fue una oportunidad para reconocer la participación invaluable de las mujeres en el sostén de un gremio en que inevitablemente se involucraba la familia.
El papá de Carolina fue ferrocarrilero y ella sigue siendo una apasionada narradora de esa realidad que deja memoria en el museo donde sigue su voluntariado. Es entusiasta integrante de una manada feminista multigeneracional donde comparte amorosamente, entre otras cosas, sus relatos y saberes del Tao y el Chi Kung.
5. Raicho Hiratsuko Haru (1886-1971)
Aunque su padre sostenía que “demasiado estudio hace infeliz a una mujer”, Hiratsuko logró entrar a la Universidad Japonesa para Mujeres con la promesa de centrarse en las asignaturas relacionadas con la economía doméstica para convertirse en una perfecta ama de casa; sin embargo, acudió las de literatura, filosofía e historia.
En 1911, creó la primera publicación por y para mujeres en Japón. El primer número abrió con estas palabras: “Al principio, la mujer era verdaderamente el Sol. Una persona auténtica. Ahora ella es la luna, una pálida y enfermiza Luna, dependiente de otro, reflejando el brillo de otro”. Desde la Asociación para las Mujeres Nuevas, con otras feministas, trabajó y escribió para que todas las mujeres seamos de nuevo el Sol.
6. Irma Saucedo (1953)
Irma, michoacana de nacimiento, cuenta que en 5to. grado de primaria se ganó el honor de ser la abanderada en la escolta. Días previos a la celebración del desfile de fiestas patrias en su comunidad, le pidieron que cediera su lugar a una chica más alta y con características del estereotipo de belleza de ese entonces. Ella se negó y se hizo un gran debate entre personal docente, familias y estudiantes. Al final, la directora la respaldó e Irma, de 11 años de edad, un poco asustada por lo que su insistente negativa había generado, supo que “defender mis derechos era algo bueno y que muy probablemente seguiría obteniendo buenos resultados si los defendía hasta el final”.
Desde entonces, siguió defendiendo derechos ante variadas injusticias. En Chicago, formó parte del movimiento afroamericano y latino por derechos universitarios y en México creó y participó, como investigadora y académica, en los programas Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM) y de Salud Reproductiva y Sociedad (PSRS) de El Colegio de México.
Actualmente, imparte talleres a mujeres sindicalistas para elaborar protocolos contra la violencia en el espacio laboral y es miembro activa de una manada feminista multigeneracional donde comparte amorosamente con adolescentes, mujeres adultas y contemporáneas suyas, sus deliciosos platillos y experiencias.
7. Katherine Johnson (1918-2020)
Nació en Virginia, en el Estados Unidos de mayor segregación racial. Pero su talento matemático le fue abriendo puertas. Cuando inició su carrera de docente, —de las únicas opciones que tenía por ser afrodescendiente y mujer— fue cuando más padeció el racismo. Pero su genialidad y tenacidad, le volvió a ayudar hasta llegar al grupo de expertos que calculó las trayectorias que permitieron aterrizar a los tripulantes del Apolo XI, que llevaría al ser humano a la Luna en 1969.
En sus últimos años de vida, se dedicó a hablar con infancias y adolescencias, especialmente mujeres, sobre la importancia de ser perseverantes por encima de cualquier discriminación racial y de género.
8. Mahnaz Parakand (1959)
Defensora y abogada iraní por los derechos humanos. Su padre no quería que continuara con sus estudios en la universidad porque temía que sus vecinos y otras personas juzgaran a la familia por ello. “Aunque mi padre no lo prohibió […] podía ver la mirada de decepción en sus ojos, lo que me hacía sentir muy disgustada y a la vez culpable”, contó en una entrevista. Con el apoyo de su madre, continuó y estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad de Teherán, cuando solamente el 20 por ciento de los estudiantes eran mujeres. Mahnaz ha sido detenida, encarcelada y condenada a muerte. Abandonó Irán, pero continúa con su lucha por los derechos de las mujeres iraníes.
9. María Elena Ríos (1993)
Saxofonista y activista contra la violencia. Sobreviviente a un intento de feminicidio con ácido en 2019. En su búsqueda de justicia, ha incomodado a políticos oaxaqueños que protegen al autor intelectual del ataque, pues es un exdiputado de ese estado.
En febrero de 2024, logró que en la Ciudad de México se modificaran la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal para integrar la violencia con ácido como un tipo penal autónomo con sus respectivas sentencias y agravantes penales para quien lo cometa.
10. Sonita Alizadeh (1996)
Rapera y activista afgana que creció con el régimen de los talibanes. Su familia escapó hacia Irán huyendo de ese régimen, país donde Sonita limpiaba oficinas y baños y vendía artesanía.
Aprendió a leer y escribir por sí misma y descubrió la música del rapero iraní Yas y del estadounidense Eminem. Su primer rap fue sobre el trabajo infantil, pero decidió escribir más sobre matrimonio infantil porque su madre, quien había vuelto a Afganistán, la mandó llamar a los 16 años para casarla por una dote de 9 mil dólares.
Una directora de cine iraní supo su historia y decidió hacer un documental sobre ella y pagar a la madre de Sonita 2 mil dólares para que no la casara. Desde 2021, vive como refugiada en Estados Unidos, donde estudia Derecho y sigue como activista en contra del matrimonio forzoso.
Esta lista sólo comprende un reducido número de mujeres que rompieron estereotipos, pero hay muchísimos otros nombres que merecen todo el reconocimiento.
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