Las ahuianime, el trabajo sexual en el México prehispánico
Las ahiuanime eran mujeres hermosas que se dedicaban al trabajo sexual en México Tenochtitlan. Éstos y otros roles sociales que se jugaban en aquella época no necesariamente coinciden con lo que conocemos en la actualidad. Por ejemplo, la prostitución —un tema tabú incluso hoy en día— no era juzgada (completamente) como algo negativo.
Los tabúes y mitos en torno a la vida sexual, particularmente de las mujeres, han sido una constante desde tiempos remotos, sin embargo, cabe preguntarnos ¿cómo era el “oficio más viejo del mundo” en nuestro pasado prehispánico?
Para responder lo anterior, consideremos que obtener información respecto a la prostitución en la época prehispánica es un reto mayúsculo que ha llevado a los expertos a basarse casi de manera exclusiva en fuentes españolas que retratan aquella época, ¿por qué? Básicamente por el hecho de que los españoles que arribaron al actual territorio nacional provenían de una cultura prejuiciosa que asociaba a la sexualidad con el pecado.
¿Cómo era la prostitución en Mesoamérica?
La prostitución tiene diferentes formas y significados según las culturas y épocas. Se sabe que algunas sociedades mesoamericanas, como los aztecas, tenían un sistema formalizado de prostitutas, conocidas como mahuiani o mexicanas, que eran consideradas parte de la sociedad y, a menudo, eran propiedad de templos o gobernantes.
En el caso de los aztecas, las prostitutas eran seleccionadas entre mujeres jóvenes y atractivas que eran capturadas en guerras o vendidas por sus familias. Estas mujeres eran entrenadas en danza, canto y otras habilidades artísticas para que pudieran atraer a los hombres de la clase alta y sacerdotes. Las prostitutas aztecas eran respetadas por su habilidad para complacer a los clientes y por su papel en la religión y la política de la época.
Se cree que las prostitutas en la sociedad azteca eran principalmente mujeres jóvenes que se alojaban en casas especiales conocidas como cuepoyan, donde atendían a los clientes.
Según los códices, las prostitutas aztecas eran respetadas en la sociedad y tenían su propio dios, conocido como Tlazolteotl, que se asociaba con la fertilidad. También hay evidencia en los códices de que la prostitución en la sociedad azteca estaba regulada por leyes y reglamentos. Por ejemplo, se establecían multas para los clientes que abusaran de las prostitutas o que no pagaran por sus servicios.
Otras culturas mesoamericanas, como los mayas y los olmecas, también practicaron la prostitución, aunque de manera menos formalizada. En general, la prostitución en Mesoamérica era vista como una práctica necesaria y aceptable, pero también estaba sujeta a estigma y discriminación social.
Debido a las escasas fuentes, es posible que la realidad de la prostitución en Mesoamérica fuera más diversa y compleja de lo que se ha documentado en los registros históricos.
¿Quiénes eran las ahuianime?
En Tenochtitlán, las mujeres que ofrecían servicios sexuales a cambio de dádivas eran llamadas ahuianime. Su protectora era la diosa Xochiquetzal, señora de la belleza, las flores y el amor. Se dice que estas mujeres pintaban su rostro con arcillas y caminaban mascando tzictli con un paso cadencioso entre los pasillos de los grandes mercados.
Las ahuianime, que significa “alegradoras”, se burlaban de las personas y seducían a los hombres levantando su huipil para mostrar las piernas tatuadas, característica de la usanza huasteca.
Fray Bernardino de Sahagún relata que durante diversas festividades las ahuianime se intercalaban con los guerreros para bailar, abrazarse y congraciarse, lo cual demuestra que era un privilegio estar en compañía de estas mujeres. Pese a ser distinguidas en el mundo nahua, también se tienen registros de que había poblados en donde las insultaban usando apodos como “vendedora de carne” o “borracha”;
También se sabe que existían al menos dos tipos de prostitutas: “las aceptadas socialmente”, que eran las que acompañaban a los guerreros y sacerdotes, y “las apartadas de la sociedad”, quienes ejercían sus labores en lugares llamados netzincuiloyan o “lugar donde se compran traseros”.
Es importante tener en cuenta que la prostitución (incluso hoy en día) es una cuestión compleja y multifacética que no puede reducirse a una sola causa o explicación. La prostitución en el mundo prehispánico sigue siendo un tema por explorar y seguirá siendo un tema de debate y controversia en términos de las escasas fuentes que se conservan.
Por Gabriela Sánchez Figueroa
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