“Tití, soy poliamoroso” o sobre qué es y qué no es el poliamor
La idea de tener una relación de pareja aparece en todos lados y desde muchos ángulos se interpreta como el fin último de la realización amorosa. Una pareja que se hace una misma en un compromiso para siempre es una constante en nuestra idea de felicidad.
En otro lugar, hemos hablado de la educación romántica del amor que hemos heredado en nuestra cultura, pero ahora nuevas generaciones analizan el amor romántico, los compromisos, el futuro y el amor, creando nuevas formas de relacionarnos que van más acorde a las necesidades estructurales y personales.
Cuando nos cuestionamos el amor monógamo, podemos creer que se habla de soltería eterna o de promiscuidad o de una vida sin amor, pero existen muchas opciones, entre ellas, el poliamor.
¿Qué es el poliamor?
Una relación poliamorosa es un vínculo afectivo, sexual y emocional entre tres o más personas con las mismas (o parecidas) condiciones de una pareja tradicional de compromiso y durabilidad.
En este tipo de relación, la pareja no es el centro romántico, sino los vínculos amorosos que se forman sin tener que ser exclusivamente entre dos personas. Cabe mencionar que estas relaciones pueden ser heterosexuales, homosexuales, bisexuales, demisexuales o pansexuales, no importa el género y orientación de los integrantes, sino el vínculo y el respeto de los acuerdos.
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Aunque las prácticas poliamorosas han existido en el pasado, el término fue acuñado por Morning Glory Zell-Ravenheart en el ensayo Un puñado de amantes de 1990.
Para los años 60 y 70, ya había artículos sobre la práctica consentida de una relación sexual o romántica. En la década de 1980, se extendió la experiencia swinger y el intercambio de parejas, lo cual no fue bien visto y se trató como tabú. Sin embargo, para 1990, Dossie Easton y Janet Hardy publicaron Ética promiscua (1997), donde se habla abiertamente de poliamor, celos, exclusividad y dan cierta luz sobre el tema.
¿Cómo funcionan las relaciones poliamorosas?
En 2018, se dio conocer la última versión del mapa de De Veaux, donde se explican todos los tipos de relación poliamorosa que puede haber, pero aquí te vamos a explicar los tipos más comunes de poliamor:
Poliamor jerárquico: “Juntos, pero no revueltos”
Hay un grupo nuclear en el que la relación es más intensa y una prefería en la que las relaciones establecidas son secundarias. Una relación donde los dos protagonistas son los que ponen las reglas, acuerdos y vetos y se integran otros actores que se adaptan a ellos. Éste es el que más se parece a las relaciones de pareja tradicional.
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Polifidelidad: “Hay, pero no pa’todos”
Aquí las relaciones sexuales se establecen sólo con un grupo de personas determinado y con límites muy establecidos sobre lo que se puede o no se puede hacer. Fuera de este círculo de miembros, el contacto sexual no está permitido y no se puede agregar a un miembro sólo por una noche o un ratito sin considerar a los otros y llegar a acuerdos o romper los previamente sentados.
Anarquía relacional: “Alcanza para todos”.
Las personas involucradas en las relaciones no tienen ningún tipo de restricción por acuerdo, teniendo total libertad para elegir cómo relacionarse con cada persona del círculo poliamoroso. Aquí no existe presión para que las relaciones establecidas entre los miembros tengan patrones, estereotipos o etiquetas, pareciéndose más al amor libre y menos a la pareja tradicional, aunque siempre se basa en el consenso con un grado de compromiso, pero sin expectativas basadas en los roles de género o las tradiciones.
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Con esto se aclara que el poliamor sólo se basa en el principio de que podemos amar a más de una persona a la vez, pero en ningún momento se trata de “hoy tengo a una, mañana a otra, pero no hay boda”. Visto lo anterior, ¿qué piensas? ¿Sigues con una sola pareja o te la va’ a llevar a to’as a un VIP?
Por Andrea Morán
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