Brecha orgásmica Brecha orgásmica

La brecha orgásmica existe y sus cifras son alarmantes

Lo sabemos, lo hemos platicado con amistades, pero rara vez se ha hecho un reconocimiento popular de su existencia: la brecha orgásmica es real, sí. Y, en caso de que se haya mencionado públicamente, suele ser un tema recibido con sorna machista, como en este siguiente episodio: 

“No es una cuestión social o de educación, señorita, es un asunto de anatomía. ¿Cómo es más fácil lavar un vaso: por dentro o por fuera? Es exactamente lo mismo”, me dijo un maestro, entre sus carcajadas y las de mis compañeros, cuando expuse que a las mujeres se nos prohíbe sentir placer. Esta conversación, que sucedió hace más de 17 años, no estaba cerca de las investigaciones que hoy conocemos; nadie sabía que casi dos décadas después, esto tendría nombre y no era para reírse. 

Brecha orgásmica

De brechas a brechas, y entre ellas, la orgásmica 

A las desigualdades sociales les hemos llamado brechas por tratarse de una ruptura social que separa a algunos privilegiados de aquellos que no consiguen los mismos derechos. Así, cuando hablamos de brechas de género, nos referimos a las distancias entre hombres y mujeres dentro de la sociedad, como la brecha salarial, laboral, económica y de oportunidades, pero como si esas diferencias no fueran suficientes, venimos a enterarnos de que, además, hay una brecha mucho más personal: la orgásmica. 

@draanaceci

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♬ The Man – Taylor Swift

Como su nombre lo indica, se refiere a que las mujeres alcanzan el orgasmo con mucha menor frecuencia y facilidad que los varones, cuando se trata de encuentros heterosexuales. De acuerdo con un estudio del Instituto Mexicano de Sexología (Inmesex), sólo el 43 % de las mexicanas ha experimentado un orgasmo, por ejemplo.  

Las sorprendentes cifras de la brecha orgásmica 

En un estudio de 2018 publicado en Archives of Sexual Behavior, se mostró el porcentaje de orgasmos que alcanzan las personas según su orientación sexual:  

  1. En el primer puesto, se encontraban los hombres heterosexuales, con un porcentaje del 95 %.
  2. Luego, los gays con un 89 %.  
  3. Los varones bisexuales un 88 %. 
  4. Las lesbianas con 86 %.  
  5. Las mujeres bisexuales con un 66 %. 
  6. Y, en último lugar, estaban las mujeres heterosexuales con un 65 %.  

Si tomamos en cuenta que los primeros lugares de la lista, son los varones heterosexuales que se relacionan con las mujeres heterosexuales —las cuales tienen el último puesto—, ¡resulta que hay un 30 % de placer perdido entre las sábanas!    

Infografía de la brecha orgásmica.
Infografía de la brecha orgásmica.

¿Cuáles son las causas de la brecha orgásmica? 

1. La ciencia 

En primer lugar, nos enfrentamos a que la ciencia llegó un poco tarde a la investigación sobre la sexualidad femenina. Si bien en cierto que desde los primeros años del siglo XX se empezó a indagar sobre el orgasmo de las mujeres con precursoras como Marie Bonaparte (sí, familiar de ese Bonaparte que están pensando), faltaba mucho para descubrir la anatomía sexual.  

María Bonaparte
Marie Bonaparte. Fuente de la imagen: Wikipedia. 

En 1924, motivada por su propia frustración, Bonaparte publicó Notas sobre las causas anatómicas de la frigidez en las mujeres con el pseudónimo de A. E. Narjani, trabajo en el que aseguraba que el único clímax posible era el causado por la penetración, y que la impotencia para alcanzarlo se debía a la distancia entre el clítoris y la vagina. Marie propuso que con una cirugía que redujera dicha separación se podría conseguir el orgasmo, causando a otras mujeres, y a ella, varios problemas sexuales y de salud al realizar dicho procedimiento.  

Fue hasta 1998, gracias al trabajo de la uróloga australiana Helen O’Connell, que se detalló la anatomía del clítoris. Dicho órgano es el único que, con 8 000 terminales nerviosas, está diseñado exclusivamente para producir placer. Sin embargo, no fue sino hasta 2011 que el psicólogo Komizaruk realizó el primer mapa cerebral del placer femenino. Es decir, cuando mi maestro dijo que somos un vaso que se lava por dentro, apenas si habíamos descubierto que el clítoris existía y pasó más de una década hasta que supiéramos cómo funcionaba. Esto explica gran parte de la brecha orgásmica. 

Helen O Conell
Helen O’Connell. Fuente de la imagen: Wikipedia. 

2. La educación  

En segundo lugar, no sólo la ciencia ha llegado tarde al descubrimiento del cuerpo femenino, también la educación. A los niños, desde pequeños, se les permite y hasta se les instiga a explorar el propio cuerpo; crecen familiarizados con sus genitales e, incluso, se les educa a sentirse representados por ellos, lo que puede tener otras repercusiones en la sexualidad, pero es tema de otro artículo.  

Sin embargo, a las mujeres se les enseña que sus órganos sexuales son invisibles, inalcanzables y que de eso no se habla. Jamás se nos invita a conocer o explorar nuestro cuerpo: incluso se nos prohíbe. Este desconocimiento nos lleva a la disociación, lo que no permite que sepamos qué nos gusta y cómo, impidiendo el goce. Esto explicaría fácilmente por qué, según el Archives of Sexual Behavoir, el porcentaje de hombres y mujeres que alcanzan el orgasmo masturbándose es prácticamente el mismo (95 %). Recordemos, por otro lado, que como consecuencia de esta prohibición del placer y el autoconocimiento, hoy aún existe mutilación genital femenina en muchos lugares del mundo como medio de purificación y para evitar el goce sexual.  

3. El coitocentrismo 

En tercer lugar, la brecha orgásmica también se debe a que estamos sexualmente educados en el coitocentrismo. Durante siglos, se nos ha fomentado la idea de que el sexo se reduce a la penetración y que eso debe ser suficiente para llegar el clímax, aun cuando hoy se sabe que sólo 1 de cada 5 mujeres lo logra sólo por coito. Si en algo tenía razón mi chistoso tutor es que el placer femenino requiere mucho más que el acto coital.  

@neuronasdelcorazon

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♬ Pascal Letoublon – Friendships(Remix) – 杨邪

Si a lo anterior le agregamos que tenemos la creencia generalizada de que el acto termina cuando el hombre eyacula, podremos encontrar dónde se perdió ese 30 % de placer femenino que habíamos dejado entre las sábanas. Es por ello que muchos sexólogos contemporáneos han propuesto que ya no se llame juego previo a las caricias, besos y demás contactos precoitales, sino que se les considere como sexo en sí, ya que pueden ser tan placenteros o más que la simple penetración. 

En resumen, el placer es un derecho humano que se le ha negado a muchas y nos merecemos todos. Principalmente, porque es urgente fomentar la exploración de nuevas formas de placer, lo cual puede llevar a la destrucción de mitos sobre el pene, como que tener uno muy grande y durar horas es garantía de un orgasmo. Sólo así los hombres se sentirán libres de ese peso cultural y acortaremos la brecha orgásmica. 

Por Andrea Morán 

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