Dos cosas que nos atrae del cine y la televisión: lo maravilloso y lo fantástico
En años recientes, se ha visto un gran número de producciones cinematográficas que han dejado maravillado al público en general. Si bien los temas y géneros que abordan responden a los gustos y contextos en cada época, hay dos que se mantienen todavía muy vigentes: lo fantástico y lo maravilloso.
Aunque no lo creas, están presentes en películas o series exitosas como “Stranger things”, “Harry Potter” o “Los juegos del hambre”, ni el Universo Marvel se salva. No faltan las reseñas ni los espectadores que las tildan de: “¡Fantásticas!”. El adjetivo quizá sirva para expresar en ese momento la emoción que nos genera aquello que nos sorprende de la película; sin embargo, existen aspectos que caracterizan a lo que entendemos en las artes como lo fantástico y que se relaciona con lo maravilloso y lo extraordinario. Una buena manera de comenzar a distinguirlos en el cine es establecer la diferencia entre cada uno de estos conceptos.
¿Qué es lo maravilloso?
En primer lugar, Flora Botton Burlá dice que lo maravilloso se presenta “cuando el hecho extraño no se puede explicar según las leyes del mundo conocido por nosotros, del mundo real, sino que obedece a otras leyes, a reglas que son las de otro sistema diferente del nuestro”. Es decir, podemos observar que se trata de situaciones que están regidas por sus propias leyes, para las cuales siempre hay una explicación, ya sea natural o sobrenatural.
En este tipo de obras maravillosas, el mundo mágico con sus propias leyes convive o está en relación con el mundo real y existe un conocimiento uno del otro. A esta línea pertenecen algunas de las películas que usualmente asociamos como fantásticas; por ejemplo, “Harry Potter”, “El señor de los anillos”, “El cristal encantado”, “Shrek”, por mencionar algunas. De la misma manera, pertenecen a lo maravilloso ciertos relatos que hablan de regiones desconocidas, insólitas habitadas por seres que no son naturales en nuestro mundo; este podría ser el caso de “Sweet tooth”, “Sombra y hueso” o “Destino: La saga Winx”.
Asimismo, dentro de lo maravilloso, encontramos aquellas producciones en las que el origen de los hechos extraños son objetos, aparatos, inventos que no consideran las leyes de la física y de la química, como suelen funcionar en la vida cotidiana. Por ello, mucho de la ciencia ficción pertenece a esta categoría, al igual que las historias de lo sobrenatural (fantasmas, vampiros, hombres lobo y demás criaturas surgidas de la imaginación). De acuerdo con ello, podemos clasificar como maravillosas obras como el universo de los superhéroes, “Volver al futuro”, “Star wars”, “Black mirror”, “Stranger things”, “Pesadilla en la calle del infierno”, “La maldición de Hill House”, “El exorcista”, “Crepúsculo”, “The vampire diaries”, “El hombre lobo”, entre otras.
¿Qué es lo fantástico?
En segundo lugar, tenemos “lo fantástico”, cuyo concepto ha sido muy impreciso para definirlo de una manera concreta. No obstante, Botton afirma que lo fantástico se da “cuando el fenómeno insólito no es explicable mediante las leyes del mundo conocido ni se nos da una explicación que lo colocaría clara y definitivamente dentro de un mundo o de otro”. De acuerdo con esta afirmación, se puede entender que lo fantástico representa algo a la mitad de lo maravilloso y lo real, una situación que nos tiene en la incertidumbre y en una sensación de extrañeza. Por ejemplo, ¿qué pasaría si mientras estás leyendo este texto la página te hablará? Esa sensación de rareza que seguro experimentaste es justamente el ingrediente secreto de lo fantástico.
En ese sentido, la categoría de lo fantástico se reduce, pues serán pocas producciones las que te lleven a esta experiencia, podrían señalarse “El efecto mariposa”, “Presencias del mal”, “La isla siniestra”, “El cubo”, “Ciudad en tinieblas”, “La niebla”…
Por otra parte, se puede considerar que dentro de lo fantástico se percibe la ausencia de una resolución al misterio propuesto, es decir que, al concluir la película, el misterio no se resuelva (al menos, no en la trama), sino que queda en la imaginación del espectador y puede darle diversas interpretaciones. Lo fantástico no nos hace sentir ni claramente bien ni claramente mal, es como un sentimiento agridulce, de libre interpretación, incómodo en algún momento. Las emociones fuertes y claras no son parte de lo fantástico, pero sí la incertidumbre, lo extraño y lo siniestro.
Podemos, entonces, llegar a la conclusión de que, en realidad, cada vez que nos “fascinan” con alguna de estas series o películas estamos más en el plano de lo maravilloso que de lo fantástico. Ahora tienes al menos una idea de cómo identificar las diferencias entre ambos géneros con los que algunas de estas producciones tan populares nos “maravillan”.
Por David Jiménez Ixta
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